Nosotros los brujos tenemos poderes en las manos. Tanto, que podemos controlar los cuatros elementos naturales a nuestra voluntad. Estos poderes podemos utilizarlos para bien o para mal, la decisión queda en cada uno de nosotros, pero recomiendo utilizarlo siempre para cosas buenas pues las consecuencias serán gratificantes.
Uno de los poderes más importantes de las manos es sanar. Cuando preparamos comida nuestra energía es transmitida a los alimentos y estos pueden sanar o enfermar a quienes los comen. También, cuando cultivamos plantas. Las plantas que sembramos con nuestras manos como: ruda, albaca, epazote, romero, menta, mentol, Hierbabuena contienen mayor energía curativa que cuando las compramos en la tienda; porque las cuidas con amor. Además, con estas plantas podemos preparar brebajes, ungüentos o tés muy buenos para combatir dolores o enfermedades.
Cuando vayas a hacer sanación es importante que te pongas un hilo rojo en la muñeca y te tapes la cabeza con una quilla o cualquier trapito que tengas a la mano para evitar que las energías negativas se alojen en tu cabeza y te provoquen un dolor de cabeza energético el cual afortunadamente, aprovechando tus poderes, puedes auto-curar pasándote un limón por toda la cabeza que luego de cargarlo de energía le trazarás una cruz junto un círculo de alcohol para finalmente prenderle fuego.
Antes de iniciar la sanación debes ejecutar un pase mágico con tu mano más fuerte, comúnmente es con la que escribimos. Puede ejecutarse de varias formas. La forma más común es Persignarse. Es decir, trazar una cruz frente a ti para abrir un portal de bendición. De la misma manera, cuando te encuentres con maldad puedes alejarla trazando un tetragramatón dentro de un círculo.
Listo, vamos a usar las manos. Cuando vayas a sobar una zona con dolor, carga tu mano con algún ungüento, persignas la zona y sobas en círculo para aflojar la energía. Visualiza al cuerpo no como un organismo vivo sino como un campo energético. tendrás que encaminar la energía hacia un extremo del cuerpo donde pueda ser expulsada. Por ejemplo, si es la rodilla la que tiene dolor, tendrás que sobar y aflojar la energía hasta expulsarla por la punta del pie. Después de hacerlo varias veces pasa un limón otras tantas veces en la zona afectada. Finalmente quema el limón y repite otros días el mismo proceso hasta sentir una mejora.